Fray Antonio de Roa nació en España y tomó el hábito agustino en la ciudad de Burgos, llegó a la Nueva España en la segunda mitad del siglo XVI con el equipo de frailes que evangelizaron la sierra alta de Hidalgo, su labor se destacó especialmente entre los indígenas de Molango, donde se le atribuye haber fundado el convento que hasta la fecha subsiste. Según el cronista agustino fray Antonio de Grijalva, la figura de fray Antonio de Roa fue a tal grado sobresaliente en esta región, que llegó a trascender como "santo" por sus prácticas religiosas de autodisciplina pública y su labor evangelizadora a través de su vida ejemplar. (1)
En esta pintura puede observarse al fraile misionero entre los indígenas; camina sobre brasas candentes y porta una cruz en recuerdo de los sacrificios personales que llevaba a cabo entre la población de Molango; en la parte inferior, al centro, se observa la cartelera que alude a la vida del personaje, y en la esquina inferior izquierda puede apreciarse la firma del pintor Carlos López, probablemente el connotado artista novohispano del siglo XVIII Carlos Clemente López.
(1) Juan de Grijalva, Crónica de la orden de N. P. S. Agustín en las provincias de la Nueva España.