Cuadro en forma rectangular en el que aparece el retrato de una religiosa capuchina, de medio cuerpo y de tres cuartos de perfil izquierdo. Como señal de humildad y rasgo distintivo de la congregación, mira hacia el piso; lleva los brazos entrecruzados y las manos ocultas bajo las bocamangas. Sobre el pecho es posible observar una cera de Agnus, y de la cintura penden un rosario y el cordón de la orden. Viste el hábito característico de esta rama franciscana: túnica café con coderas blancas, toca y rostrillo blanco y velo negro, que "en su tela, hechura y color nos habla de aquel desposorio místico de San Francisco con la pobreza, de este desprecio del cuerpo, del mundo y de toda vanidad, ante una primacía total del espíritu". (1)
(1) Muriel, Josefina y Manuel Romero de Terreros, Retratos de monjas, p. 22.