Son escasas las obras que recrean la vida cotidiana del interior de los conventos. En esta pintura se observa el refectorio o comedor de un convento de monjas carmelitas. Las religiosas se encuentran sentadas alrededor de las mesas, en tanto que otra más les sirve los alimentos. En el púlpito, que suele aparecer en todos los refectorios conventuales, se destaca una religiosa leyendo alguna obra piadosa, tal como se acostumbraba en la época. Cabe resaltar que, con excepción de dos monjas que llevan el velo blanco de las novicias, todas las demás lucen el velo negro de las profesas.