La pintura representa, sobre un fondo neutro, a sor María Gertrudis del Corazón de Jesús, monja concepcionista que profesó en el Real Convento de Jesús María, en el año de 1803. Se muestra a la religiosa como una monja coronada y con el hábito propio de su orden, es decir, túnica y escapulario en estameña blancos, manto de color de "cielo azul" y estola y toca en color negro, rebordadas con hilo metálico. Porta en la cabeza una corona de cuatro aros con adornos de flores, y en el pecho, un escudo circular con la imagen de la Inmaculada Concepción. Sobre su cabeza se observa al Espíritu Santo, y a sus pies, la luna con tres angelillos. A los lados de la Virgen se encuentran, en el plano superior, san Joaquín y santa Ana, y en el plano inferior, la imagen de un dominico y la de una santa. Cuelgan del medallón una cruz al centro y dos pequeñas medallas a sus lados. La monja lleva en la mano izquierda una palma con tres azucenas, y en el dedo anular un anillo; con la mano derecha sostiene una pequeña escultura del Niño Jesús. Sobre su pecho puede apreciarse un largo sartal de cuentas negras.
Se sabe que el convento de Jesús María fue fundado para dar alojo a las hijas o nietas de conquistadores que habían quedado en la pobreza o no podían pagar la dote que se exigía en los conventos. Fueron don Tomás Denia y don Gregorio Pesqueira quienes promovieron y financiaron la obra. El señor Denia acudió al virrey y al arzobispo Moya de Contreras y se decidió que el convento sería fundado con y bajo las mismas constituciones de las concepcionistas. Felipe II tomó el convento bajo su patronato, ordenó que se construyera con lo mejor, mandó reliquias y jubileos que solicitó de Roma, muebles y enseres europeos; así, el convento de Jesús María fue uno de los mejor dotados de la Nueva España. El papa Gregorio XIII otorgó la cédula de fundación el 21 de enero de 1578. Se dice que en este convento se alojó una niña, hija ilegítima de Felipe II y de una hermana del arzobispo. (1)
De la vida de sor María Gertrudis del Sagrado Corazón se sabe lo que se lee en la inscripción del cuadro, la cual está parcialmente cubierta por el marco.
(1) Josefina Muriel, Convento de monjas en la Nueva España, pp. 57-84.
