Una de las primeras órdenes que surgieron en la Nueva España fue la de las franciscanas. Por ser una orden contemplativa, la oración ocupaba la mayor parte del tiempo de estas religiosas, y los votos a los que se comprometían eran obediencia, castidad y pobreza.
En este cuadro aparece sobre un fondo obscuro la imagen de una monja capuchina-perteneciente a la orden franciscana-de tres cuartos de perfil derecho y visible hasta la cintura. Tiene la cabeza ligeramente inclinada, la mirada baja, los brazos sobre el pecho y las manos ocultas dentro de las mangas. Viste hábito café con coderas color beige, toca blanca y velo negro.
Cabe mencionar que esta obra, como lo asienta la inscripción inferior, representa a la hija del afamado pintor novohispano del siglo XVIII, Miguel Cabrera, por lo tanto, pudiera pensarse que él mismo la retrató, aunque no hay constancia de su firma.
En la parte posterior, inscrita sobre la tela, se observa la siguiente leyenda: (MI) querida hija Mariana Gertrudis Cabrera.
Pegado sobre la tela aparece también un papel mecanografiado que dice: Doña María Ana Gertrudis Cabrera y Solano nació en la ciudad de México el 28 de diciembre de 1752, siendo hija de D. Miguel Cabrera y Da. Ana María Solano. Tomó el hábito de religiosa en el convento de San Felipe de Jesús de capuchinas el 30 de julio de 1778, profesando el 9 de agosto de 1779 bajo el nombre de Sor María Buenaventura Josefa. Tras una vida de extraordinarias virtudes murió el 14 de noviembre de 1829.