En esta obra se aprecia a san Ignacio de rodillas, al centro de una gran piedra circular, en el interior de una capilla. Viste de peregrino, con sayal verde, y se apoya en un cayado con su guaje. Lo acompañan seis peregrinos más y otros dos personajes con turbantes. A la izquierda del óleo se desarrolla otra escena en un espacio exterior, donde se aprecia a un personaje con turbante empujando al santo .Esta escena nos remite a la historia de la vida de san Ignacio de Loyola, cuando alrededor del año 1523 salió de Manresa para embarcarse hacia Jerusalén y visitar los Santos Lugares. En el navío iban los 21 peregrinos que iniciaron las visitas al Santo Sepulcro, a Bethania, a Belén y al Jordán, el 5 de septiembre de 1523. Sin embargo, no tuvieron oportunidad de visitar el Monte de los Olivos, pues llegaron a Jerusalén cerca de 500 caballeros turcos que podrían agredirlos. Por ello, san Ignacio subió al Monte de los Olivos contrariando la orden que había recibido del provincial del convento de San Francisco, lugar donde se hospedaba. La escena que se muestra al fondo de la obra representa a un cristiano de Oriente al servicio del monasterio franciscano, quien descubrió a san Ignacio cuando bajaba de la Santa Montaña; éste le tomó fuertemente del brazo y lo condujo así hasta el convento.
Cuenta con el número 8 dentro de la serie que perteneció originalmente a la Casa Profesa de México y pasó después a formar parte de la colección de los P.P. del oratorio de San Felipe Neri, quienes la cedieron a la Compañía de Jesús. Los jesuitas la donaron el 12 de agosto de 1970 al Museo Nacional del Virreinato.
Pablo Dudon, San Ignacio de Loyola, pp. 79-97.