En esta obra aparece san Ignacio frente a lo que parece ser la entrada de una ciudad, vestido con sotana y capa negra. El santo, al centro de la composición, recibe el brazo de un caballero ricamente vestido que se acompaña de un séquito de caballeros. A la derecha de la composición, otra comitiva de clérigos vestidos con sobrepelliz sostiene dos portaciriales y un estandarte. Esta escena nos remite al pasaje de la vida de san Ignacio de Loyola cuando, alrededor del año 1535, decidió abandonar París por encontrarse enfermo. En aquella ciudad dejó a sus compañeros de estudio para viajar a Azpeitia, en España, con el objeto de aliviarse. Tenía la clara intención de huir de la casa paterna para vivir como pobre en el hospital, sin embargo, cuando su hermano Martín supo que se encaminaba a Azpeitia, envió a dos criados a interceptarlo en el camino; asimismo, solicitó a un grupo de clérigos recibirlo y tratar de convencerlo de ir a Loyola, pero todo fue inútil. En el ángulo inferior izquierdo de la obra se encuentra una leyenda que dice: Vuelve San Ignacio de París a su Patria donde es recibido como Santo con una Solemne Procesión.
La obra cuenta con el número 13 de la serie que perteneció originalmente a la Casa Profesa de México y pasó después a formar parte de la colección de los P.P. del oratorio de San Felipe Neri, quienes la cedieron a la Compañía de Jesús. Los jesuitas la donaron el 12 de agosto de 1970 al Museo Nacional del Virreinato.
Pablo Dudon, San Ignacio de Loyola, p. 179.