En esta obra, san Ignacio viste sotana negra. Se encuentra representado con las manos atadas a la espalda, conducido por un grupo de hombres armados con palos. A la derecha de la composición es posible observar a un grupo de jinetes ricamente ataviados. La escena nos remite a la historia de la vida de san Ignacio cuando estudió algunos meses en la Universidad de Alcalá, entre 1526 y 1527. En esos tiempos aprovechaba cualquier ocasión para evangelizar. Esta actitud despertó la curiosidad de la gente, que rumoraba respecto de su persona, pues además vestía como ermitaño sin ser sacerdote. El rumor creció y llegó hasta Toledo, en donde provocó preocupación entre los Inquisidores. Después de varias investigaciones, una denuncia que relacionaba a Iñigo con la desaparición de tres mujeres motivó su arresto. Cuando el alguacil conducía preso a Iñigo por las calles de Alcalá, se cruzó con él el joven marqués de Lombay, Francisco de Borja, quien atravesaba Alcalá a caballo seguido de una brillante escolta. En esos momentos ni Iñigo ni Francisco sospechaban que en el futuro, este último formaría parte de la Compañía de Jesús.
La obra cuenta con el número 9 de la serie que perteneció originalmente a la Casa Profesa de México y pasó después a formar parte de la colección de los P.P. del oratorio de San Felipe Neri, quienes la cedieron a la Compañía de Jesús. Los jesuitas la donaron el 12 de agosto de 1970 al Museo Nacional del Virreinato.
Pablo Dudon, San Ignacio de Loyola, pp. 119-129.