San Gregorio nació en Roma hacia el año de 540, siendo hijo de Gordiano y Silvia. Desde niño se dedicó con gran ahínco al estudio y a los 34 años fue nombrado gobernador de Roma por el emperador Justino el Mozo. Gregorio se retiró en el año 575 al monasterio de San Andrés, de monjes camaldulences, y posteriormente, con licencia del Papa Pelagio I, partió a Inglaterra a predicar el Evangelio. De regreso a Roma fue nombrado cardenal por Pelagio II y enviado a Constantinopla como nuncio apostólico; en esta ciudad escribió 35 libros de moral. En 584 regresó a Roma, fue nombrado secretario del Papa y, al morir éste, pontífice. En los 13 años que gobernó la Iglesia, logró la liberación de Roma de los lombardos. Murió el 12 de marzo del año 604. (1)

San Gregorio aparece en este lienzo vestido de pontifical. La pluma y el libro abierto recuerdan sus escritos religiosos, en tanto que la paloma alude la inspiración divina por la que la Iglesia lo ha considerado como uno de sus santos doctores.

Esta obra, junto con san Agustín, san Jerónimo y san Ambrosio (10-6890, 10-6891 y 10-6892), formó parte de la decoración arquitectónica de las pechinas de una iglesia.

(1) Juan Croisset, Año cristiano, t. III, pp. 186-191.