La iconografía de esta obra se inscribe dentro de la tradición de la Virgen de la Misericordia, que según Manuel Trens se basa en la visión que tuvo un monje cisterciense, y que Cesario de Heisterback narra de la siguiente manera: "Un monje de nuestra orden que profesaba una particular devoción a Nuestro Señor fue... raptado en espíritu y admitido a contemplar la gloria celestial... Miró por todos lados, sin encontrar a ninguno de los suyos en el reino de la gloria. Entonces dirigió su mirada llena de congoja a la bienaventurada Madre de Dios... Y la Reina del Cielo al verle tan apesadumbrado, le respondió: Los del Cister me son tan caros y familiares que les doy cálido abrigo debajo de mis brazos. Y abriendo el manto que la cubría, y que era de una anchura prodigiosa, le mostró una multitud innumerable de monjes, conversos y monjas cistercienses". (1)
Este relato consolidó la solución plástica de la representación de la Virgen que abriga bajo su manto a sus devotos. Posteriormente todas las órdenes religiosas buscaron el privilegio de ser abrigadas por María. En este lienzo Miguel Cabrera plasmó en el centro de la composición a la Virgen con el Niño. Ambos bendicen a los miembros de la Compañía, mientras el manto de María es sostenido por los arcángeles Miguel, vestido como guerreo, y Gabriel que sostiene con su mano izquierda la vara de azucenas. Entre el manto y los personajes de la Compañía aparecen dos angelillos con ramos de azucenas. Hincados y divididos en dos grupos aparecen los jesuitas encabezados por san Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía y san Francisco Javier, santo al que está dedicada la iglesia del ex colegio jesuita de Tepotzotlán. La escena es precedida en la parte superior por Dios Padre y el Espíritu Santo.
Este lienzo se encuentra localizado en el sotocoro de la iglesia de san Francisco Javier.
Pieza consignada por Pablo C. de Gante. (2)
(1) Manuel Trens, María, iconografía de la Virgen en el arte español, pp. 257.
(2) Pablo C. de Gante, Tepotzotlán, su historia y sus tesoros artísticos, p. 179.