San Antonio nació en el Alto Egipto en el año 251. Joven aún, se retiró voluntariamente al desierto, a la vida contemplativa. Después de múltiples tentaciones del demonio se trasladó a orillas del Mar Rojo, donde vivió hasta la edad de cien años. Tradicionalmente se le invoca como protector contra ciertas enfermedades contagiosas de la piel, como la lepra. Según esta leyenda, con el tiempo sus dones curativos se extendieron a los animales, de ahí que se convirtiera especialmente en el santo protector de caballos y puercos.
Suele vestir el hábito de la orden de los Hospitalarios de San Antonio, con una cruz TAU sobre el hombro o, a manera de báculo, como en este caso, donde también se acompaña del puerquito, aludiendo a su protección a los animales.
Esta obra forma parte del Relicario de San José.
Gastón Duchet-Suchaux, The Bible and the Saints, p. 37.