Según la tradición, Catalina fue hija del rey Costo. Nació en Alejandría y desde su infancia se dedicó al estudio de las artes liberales, adquiriendo profundos conocimientos. Se convirtió al cristianismo como consecuencia de una visión de la Virgen con el Niño. Cuando tenía dieciocho años estalló la persecución de Majencio contra los cristianos y Catalina se presentó ante éste para reclamarle por su tiranía. Al no poder rebatir los argumentos de la joven, Majencio reunió a un grupo de filósofos para que la debatiesen, mas como al final la santa los convirtió a la fe, también fueron condenados por el emperador a morir en la hoguera. Majencio ofreció entonces a la santa casarla con un príncipe, a lo que ésta se rehusó, por lo cual fue golpeada y encarcelada. En la prisión convirtió a la emperatriz, a un cortesano y a soldados de la guardia; al enterarse Majencio la condenó a morir en una rueda erizada de puntas afiladas, pero no bien iba a ser martirizada, la rueda se rompió y las puntas de hierro volaron por los aires. (1) Entonces la santa fue decapitada; su martirio se efectuó el 25 de noviembre, hacia el año de 310. (2)
En esta obra la vemos tocada con corona, lo que nos habla de su nobleza, y sujetando con su mano izquierda la empuñadura de una espada, instrumento relacionado con su martirio.
Esta obra hace juego con santa Bárbara (número de inventario 10-392723).
(1) Santiago de la Vorágine, La leyenda dorada, pp. 766-774.
(2) Walter J. Black, Vidas de santos, p. 38.