San Juan Bautista fue hijo de Zacarías, sacerdote de la ley judía y de santa Isabel, parienta de la Virgen (Lucas I, 36), la que según la Biblia era estéril. Al octavo día de su nacimiento fue circuncidado y se le impuso el nombre de Juan (Lucas I, 59,) (60). Desde su concepción, fue elegido para ser el heraldo y portavoz del Redentor del Mundo. Según el Evangelio de san Lucas, san Juan empezó a predicar en el año decimoquinto del reinado de Tiberio César -año 26 o 27 de la era cristiana- y a impartir el bautismo de penitencia para el perdón de los pecados en la región del Río Jordán, lugar donde bautizó a Jesús (Mateo IV, 13-16). Fue encarcelado por mandato de Herodes y decapitado por petición de Salomé, aconsejada por su madre Herodías.
Se representa a san Juan niño, vistiendo túnica corta de color verde a sus pies aparece el Agnus Dei o Cordero Divino, a la manera como se representa este atributo del santo desde el Renacimiento. Alrededor del Niño, un grupo de angelillos sostiene otra serie de objetos que son considerados sus atributos personales, como el báculo terminado en cruz y la concha. La fuente que brota frente a san Juan alude a su misión de bautizar en las aguas del Jordán.
Forma parte de la decoración del Relicario de san José y fue consignada por Pablo C. de Gante. (2)
(1) Juan Ferrando Roig, Iconografía de los santos, p. 156.
(2) Pablo C. de Gante, Tepotzotlán, su historia y sus tesoros artísticos, p. 154. Este autor consigna esta obra con el título de El santo Niño con el Cordero.