En esta escena se funden dos temas de los que se ocupó san Ignacio: la defensa que hiciera de la virginidad de María -artículo de fe, para él prioritario, aunque todavía no se había declarado dogma- y el haber sufrido y vencido las tentaciones del mundo, el demonio y la carne. Viste el hábito negro de la orden; con su mano derecha sostiene una custodia, arma del cristianismo; con la izquierda, sostiene un libro en cuyas páginas se lee: "Ad Maiorem Gloriam Dei Regule Societatis Jesu". La primera frase es el lema de la Compañía de Jesús y quiere decir "A la Mayor Gloria de Dios". La segunda frase significa," La Regla de la Compañía de Jesús", la cual se supone escrita en el libro.
En el centro de la parte superior del lienzo la Purísima Concepción se yergue dentro de un rompimiento de Gloria, rodeada de angelillos. A sus pies se ve una filacteria con la leyenda: "Tota Pulchra es Amica Mea et Macula non Estinte Misterium Fidei", que quiere decir: "Toda pura eres amiga mía y no hay mancha en ti. Misterio de Fe". En la parte baja del lienzo san Ignacio flota sobre nubes y por debajo de éstas aparecen el mundo, el demonio y la carne en figura de mujer acompañados por los torsos de dos "moros", cuyas cabezas están boca arriba. Seguramente el autor intelectual de esta iconografía quiso unir el pasaje de las tentaciones sufridas por el santo, con el pasaje de la polémica que san Ignacio sostuvo acerca de la virginidad de María, en una ocasión en que se encontró en su camino con un moro que la negaba. (1)
En una especie de escalón que se ve en la parte inferior derecha del lienzo, está la siguiente inscripción: "Envió Jesucristo a san Ignacio y a su Compañía para exaltación de la Fe y de la Devoción de María". Posiblemente estas frases se hayan escrito en consideración a que san Ignacio escribió un libro con los hechos más notables de la vida de la Virgen y de Jesucristo.
Pertenece al acervo original del Colegio Jesuita de Tepotzotlán y fue consignada por Pablo C. de Gante. (2)
(1) Pedro de Ribadeneira, Vida de San Ignacio de Loyola, p. 35.
(2) Pablo C. de Gante, Tepotzotlán, su historia y sus tesoros artísticos, p. 163.