Esta representación de la novena estación del Vía Crucis muestra a Jesús en primer plano cayendo bajo el peso de la cruz, mientras los soldados que lo acompañan en su trayecto lo golpean para forzarlo a seguir su camino. La representación de las tres caídas de Jesús rumbo al Calvario no responde a ninguna descripción evangélica, por lo que se cree es de origen netamente popular.
En esta representación vemos a Cristo vestido con túnica gris violácea -hábito típico de las escenas de la pasión- como símbolo de sufrimiento y penitencia.
La serie de este Vía Crucis consta de catorce pinturas, las cuales estuvieron ubicadas en la iglesia de San Francisco Javier hasta el año de 1930.