Este cuadro representa la octava estación del Vía Crucis, en la que Jesús habló con las tres mujeres del pueblo que se lamentaban y dolían por él. En el Evangelio según San Lucas se dice: "...Mas Jesús, vuelto a ellas, les dice: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos, porque he aquí que vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no engendraron, y los pechos que no criaron, entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros y a los callados cubridnos, porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco qué se hará?..." (XXIII, 28-31). Estas palabras encierran una profecía que se relaciona con la destrucción de Jerusalén en el año 70.
La serie de este Vía Crucis consta de catorce pinturas, las cuales estuvieron ubicadas en la iglesia de San Francisco Javier hasta el año de 1930.