Esta escena deriva de las narraciones contenidas en los Evangelios apócrifos, específicamente en el texto griego conocido como Actas de Pilato o Evangelio de Nicodemo. Esta fuente informa que "Juan, al principio, iba siguiendo el triste cortejo, pero luego se fue corriendo a toda prisa para dar cuenta a la Virgen de lo que pasaba, pues se encontraba ignorante de ello, al oír la Virgen el relato quedó transida de dolor y se fue enseguida acompañada por Juan y Marta, María Magdalena y Salomé, a la calle de la Amargura. Al ver la comitiva preguntó a Juan cuál era su Hijo, él se lo señaló, diciéndole que era el que llevaba la corona de espinas, y las manos atadas..." (1)
La serie de este Vía Crucis consta de catorce pinturas, las cuales estuvieron ubicadas en la iglesia de San Francisco Javier hasta el año de 1930.
(1) Las Actas de Pilato son en realidad dos escritos unificados en época carolingia. Específicamente interesa para este caso la versión B. A partir de Vicente de Beauvais y Jacobo de la Vorágine los textos se conocen como Evangelio de Nicodemo.