La advocación de María como Virgen de la Providencia forma parte de la iconografía de la Virgen Orante Activa, y se distingue por llevar en brazos a su hijo, o recargado en su regazo. La Virgen viste túnica encarnada y manto azul, y su cabeza va cubierta con un velo transparente que cae sobre sus hombros.
La devoción de la Virgen de la Providencia, según Manuel Trens, fue muy popular entre los barnabitas, fundados por san Antonio María Zacarías, y su mayor centro de devoción fue la iglesia de san Carlos en Roma, (1) aunque este autor menciona que es un tema iconográficamente vago, que abarca diferentes advocaciones de María como Virgen del Socorro, de la Luz, Auxiliadora, etc. (2)
Nicolás Rodríguez Juárez se inspira en un modelo de tipo renacentista ampliamente difundido en la Nueva España; ha representado al Niño desnudo, imagen que se relaciona con la Nuditas Temporalis, y acariciando la barbilla de la Virgen en una actitud de ternura y amor que aparece ya desde el Renacimiento. Obra procedente del Museo Nacional de Historia.
(1) Manuel Trens, María, Iconografía de la virgen en el arte español, p. 360.
(2) Ibídem.