La representación del pasaje del nacimiento de la Virgen en la pintura colonial, siguió los lineamientos iconográficos establecidos por tratadistas como Francisco Pacheco, quien recomendaba disponer la historia de la siguiente manera: "Santa Ana en la cama, sentada, arrimada a las almohadas, con tocas y ropas blancas de lienzo, abrigada con una mantellina; una criada que le lleva en un plato algo de comer; san Joaquín sentado a la cabecera y otra mujer anciana que le muestra la niña envuelta en sus mantillas; y el Santo viejo mirando a su bellísima hija con alegría y admiración". (1) Sánchez Salmerón enriqueció la escena con la presencia de Dios Padre, quien preside el acontecimiento desde el rompimiento de Gloria en la parte superior, así como por un grupo de mujeres, y el brasero con carbón encendido en el primer plano. Esta obra formó parte del Tesoro de la Catedral,(2) en el año de 1948 pasó al acervoque se exhibía en el Museo de Arte Religioso. En 1964 se integró a la colección del Museo Nacional del Virreinato.
1. Francisco Pacheco, Arte de la pintura, pp. 215-216.2. Manuel Toussaint, Pintura colonial en México, p. 115.