El pasaje que narra la Liberación de San Pedro se encuentra descrito en los Hechos de los apóstoles: "Por este mismo tiempo el rey Herodes se puso a perseguir a algunos de la iglesia. Primeramente hizo degollar a Santiago, hermano de Juan. Después viendo que esto agradaba a los judíos, determinó también prender a Pedro. Habiendo, pues, logrado prenderlo, lo metió en la cárcel... Más cuando iba ya Herodes a presentarlo al público, aquella misma noche estaba durmiendo Pedro en medio de los soldados, atado a ellos con dos cadenas, y los guardias ante la puerta de la cárcel haciendo centinela. Cuando de repente apareció un ángel del Señor, cuya luz llenó de resplandor toda la pieza y tocando a Pedro en el lado, lo despertó, diciendo: Levántate presto. Y se le cayeron las cadenas de las manos. Díjole asimismo el ángel: Ponte el ceñidor y cálzate tus sandalias. Hízolo así. Díjole más: Toma tu capa, y sígueme... Pasada la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que sale a la ciudad: la cual se les abrió por sí misma..." (Hechos XII, 1-10).
Pedro Ramírez, siguiendo el texto bíblico, representa a san Pedro sentado con las cadenas tiradas a sus pies, mientras que el ángel le señala la puerta de hierro abierta. La riqueza de paños, el excelente movimiento de ellos, la postura elegantísima del ángel contrastando con el san Pedro casi cerrado sobre sí mismo, unido al sabio manejo de la luz, hacen de este cuadro uno de los mejores ejemplos de la pintura barroca de ese siglo.
Perteneció al acervo de la Catedral Metropolitana, de donde pasó al Museo de Arte Religioso, y en 1964 se integró a la colección del Museo Nacional del Virreinato. Cuadro consignado por Manuel Toussaint. (1)
(1) Manuel Toussaint, Pintura colonial en México, p. 107.