San Ignacio se ordenó sacerdote el 24 de junio de 1537. Acerca de este acontecimiento Ribadeneira nos dice: "...se tornaron... a Venecia; a donde... poco después todos juntos hicieron voto de castidad y pobreza delante de Jerónimo Veralo, legado del papa en Venecia, que entonces era arzobispo de Rosano, y después fue cardenal de la Santa Iglesia Romana, y ordenáronse de misa Ignacio y los otros compañeros el día de San Juan Bautista, dándoles este alto Sacramento el obispo Arbense..." (1) En la escena principal de esta obra se plasmó el momento en que el arzobispo impone la casulla al santo mientras sus compañeros de rodillas le observan; otros personajes vestidos de civiles enriquecen la composición. Al fondo y sentados en una gran banca, se ve a un fraile de la orden de santo Domingo conversando con un caballero.
La escena secundaria hace alusión a la labor realizada por Ignacio y sus compañeros en Venecia en cuanto a la atención que dieron a los enfermos en los hospitales, llevándoles consuelo y esperanza.
Esta obra forma parte de una serie realizada para el antiguo colegio jesuita de Tepotzotlán.
(1) Pedro de Ribadeneira, Vida de San Ignacio de Loyola, pp. 119 y 120.