Las escenas representadas en este lienzo están basadas en los siguientes pasajes de la vida del santo, que dicen: "Y fue así, que estando él velando una noche, le apareció la esclarecida y soberana Reina de los ángeles, que traía en brazos a su preciosísimo Hijo, y con el resplandor de su claridad alumbrada, y con la suavidad de su presencia le recreaba y esforzaba. Y duró buen espacio de tiempo esta visión la cual causó en él tan grande aborrecimiento de su vida pasada..." (1)
Cristóbal de Villalpando recreó este pasaje como escena principal de la pintura, presentando a Ignacio acostado en una cama con dosel, cuyas cortinas están recogidas; la Virgen con el Niño desnudo, de pie en su regazo, aparece dentro de un rompimiento de gloria rodeada por angelillos. De acuerdo con el texto, de la figura de la Virgen emanan rayos luminosos que dan luz al santo.
La escena secundaria relata el momento en que Ignacio sale de su casa en compañía de dos criados con rumbo al monasterio de Nuestra Señora de Monserrat. Ignacio parece despedirse de sus familias, pues da la mano a un hombre joven, mientras que en el dintel de la puerta un hombre de mayor edad -seguramente su padre- se enjuga las lágrimas.
(1) Pedro de Ribadeneira, Vida de san Ignacio de Loyola, p. 31.