San Ambrosio nació en Tréveris, antigua ciudad alemana a orillas del río Mosela, alrededor del año 340. (1) Su padre, que se llamaba igual que él, fue prefecto romano en la región de la Galia; al morir éste, Ambrosio y su madre regresaron a Roma, donde fue educado con esmero. Llegó a ser buen poeta y orador, dedicándose a la abogacía. Fue más tarde prefecto de dos provincias romanas, y como tal acudió a Milán para restaurar la paz, después de una guerrilla con los arrianos, producida a raíz de la elección de un nuevo obispo. La tradición cuenta que un día se dirigía al pueblo de Milán cuando se oyó una voz infantil que decía: "Ambrosio será Obispo". Se interpretó esto como una señal del cielo y Ambrosio fue elegido, siendo consagrado el 7 de diciembre del año 374. Ambrosio participó en los conflictos políticos de su época como negociador. Por lo general salió triunfante en los asuntos encomendados. Murió el Viernes Santo del año 397, (2) a los cincuenta y siete años de edad.
Entre sus escritos más importantes se encuentran A Graciano, Sobre la fe y La bondad de la muerte; además Ambrosio fue ampliamente conocido por haber enriquecido la música sacra. Siete de los himnos que él compuso forman todavía parte de la liturgia.
En esta obra el santo viste como obispo con el sobrepelliz blanco de encaje, esclavina roja y túnica gris. Los libros y la pluma hacen alusión a su actividad como escritor de la Iglesia.
(1) Alban Butler, Vidas de los santos, p. 504.
(2) Thomas Plassmann, Vidas de santos, p. 72.