Los ataques al presidente Francisco l. Madero alcanzaron su punto culminante el 9 de febrero de 1913, cuando los generales Bernardo Reyes (que murió ese día al tratar de tomar el Palacio Nacional), Manuel Mondragón, Félix Díaz y Gregorio Ruiz se alzaron contra su gobierno. Durante diez días la Ciudad de México se transformó en un campo de batalla, y el 19 de febrero el presidente y el vicepresidente fueron detenidos por orden del general que supuestamente los defendía, Victoriano Huerta, el cual se había puesto de acuerdo para ello con los alzados con la aquiescencia del embajador de Estados Unidos, Henry Lane Wilson: el pacto secreto de Huerta con los rebeldes se estableció en la embajada de Estados Unidos y en presencia del embajador; en él se desconocía al presidente legítimo Madero, y se confiaba al propio Huerta el gobierno provisional.
Francisco l. Madero y José María Pino Suárez, bajo enorme presión (y el asesinato del hermano del presidente, Gustavo A. Madero), fueron obligados a firmar sus renuncias; posteriormente, estuvieron presos en el Palacio Nacional hasta que, el 22 de febrero, por la noche, al ser trasladados a la penitenciaría de Lecumberri, fueron asesinados por orden de Huerta y también con acuerdo de Lane Wilson en las afueras del edificio de la prisión.