A mediados de 1906, los trabajadores de la mina de cobre en Cananea, Sonora, se declararon en huelga. Protestaban por los bajos salarios, pedían que la jornada de trabajo se redujera a ocho horas y que hubiera un día de descanso a la semana. Además, reclamaban que no se diera trato preferencial a los trabajadores estadounidenses. No tardó en desatarse la violencia y un cuerpo de policías rurales, organizados por la administración de Porfirio Díaz, para reprimir a los bandoleros, comenzó a atacar a los huelguistas. Más tarde, los rurales recibieron el apoyo de policías o rangers estadounidenses, uniformados de verde, a los que se dio libre paso por la frontera.
Muchos trabajadores murieron; a los líderes que sobrevivieron, todos ellos miembros del Partido Liberal Mexicano, se les envió a las tinajas de San Juan de Ulúa. Los excesos evidentes de la compañía minera, la Cananea Consolidated Copper Company, y el apoyo brindado a los patrones por el gobernador Rafael lzábal, dañaron la imagen del régimen de Porfirio Díaz. La huelga de Cananea es un antecedente importante de la Revolución Mexicana.