El Congreso nombró a Benito Juárez presidente de la República en 1857, en plena Guerra de Reforma, a causa de que el presidente Comonfort desconoció la Constitución. Juárez asumió el cargo cuando los Poderes de la Unión buscaron refugio en la ciudad de Guanajuato. En su peregrinar por el país, Juárez llegó a Guadalajara, en donde estuvo a punto de ser fusilado por soldados pertenecientes al bando conservador. No obstante, Guillermo Prieto, prolífico escritor liberal, que en ese entonces ocupaba el cargo de ministro de Hacienda, lo salvó interponiéndose entre los militares y el presidente.
Cuando los soldados formaron un semicírculo frente a Juárez para dispararle, Prieto se adelantó, protegió con su cuerpo al presidente y gritó: "¡Bajen esas armas: los valientes no asesinan!", y siguió hablando hasta convertir a los soldados en defensores de Juárez.