Entre los primeros opositores que mandó Antonio López de Santa Anna al exilio estaba Benito Juárez, quien entonces era director del Instituto Científico y Literario de Oaxaca. En su peregrinar, Juárez estuvo prisionero en la ciudad de Xalapa; más tarde fue encarcelado en el Fuerte de San Juan de Ulúa; posteriormente, viajó a La Habana para de ahí trasladarse a Nueva Orleans en Estados Unidos. Durante su estancia en esa ciudad sufrió muchas privaciones; pero también hizo amistad con otros liberales como José María Mata, Melchor Ocampo, José Guadalupe Montenegro y Ponciano Arriaga, con quienes organizó una junta revolucionaria.
Para poder sobrevivir, tanto Juárez como Mata prestaron sus servicios en una fábrica donde enrollaban puros y cigarros. Cuando supieron de la revolución de Ayutla, que encabezaban el viejo insurgente Juan Álvarez y el político moderado Ignacio Comonfort, decidieron retornar a México.