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Tras recibir la noticia de que la conspiración había sido descubierta, Hidalgo decidió adelantar el levantamiento. Acompañado del capitán Ignacio Allende, liberó a los presos del pueblo de Dolores y encarceló a los españoles. Luego se dirigió al atrio de la iglesia e hizo sonar las campanas para reunir a los pobladores.

El cura Hidalgo habló entonces a la multitud y la convenció de luchar contra el gobierno virreinal. Nada dijo en aquel momento de la Independencia, y lo más probable es que sus palabras hayan sido "¡Viva la Virgen de Guadalupe! ¡Viva Fernando VII! ¡Muera el mal gobierno!" Más de quinientos individuos, entre hombres y mujeres -campesinos, artesanos, rancheros y reos recién liberados– formaron el primer ejército insurgente. Pero antes de dos meses sus seguidores sumarían ochenta mil.

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