Pieza
La natividad
Torres, Antonio de
1719
Óleo sobre tela
Este es uno de los pasajes de la vida de la Virgen María y de Jesús más socorridos por los pintores. Antonio de Torres plasma la escena como una de las composiciones más barrocas de la serie. Al ser Galilea una provincia romana, se publicó un edicto de César Augusto, donde ordenaba que se empadronaran todos los habitantes de aquella región. Por tanto, la Virgen María y san José viajaron de Nazaret a Belén, ciudad de la que era oriundo el santo esposo. Finalmente llegaron; de noche, cansados y sin encontrar un lugar donde albergarse, entraron en un portal que era un lugar común donde pernoctaban los pastores. Sin dolor y sin trabajo alguno nació Jesús y en ese lugar permaneció una estrella. Los arcángeles san Gabriel y san Miguel sostienen al Niño Dios, cabe señalar que esta representación no es común en la pintura novohispana.