Pieza
Este talud es el que ha dado su explicación a toda la cámara, el llamado Tlalocan de Antonio Caso. En él proliferan símbolos asociados al juego de pelota y al sacrificio, y es el único donde aparecen mariposas. El juego de pelota es el eje visual de la composición. En la montaña de la que desciende agua, ubicada exactamente abajo del juego de pelota, puede verse, de sus lados y hacia arriba, que todas las figuras humanas están pareadas. La importancia del hallazgo de este muro radica en la confirmación de la práctica del juego de pelota en Teotihuacán, a pesar de no haberse encontrado ninguna cancha. En la pintura es muy clara la delimitación del espacio para la celebración del encuentro, los marcadores están colocados uno frente al otro y con sus bases hacia el centro; el evento se lleva a cabo con lo que podrían ser dos equipos diferentes que se identifican porque llevan tocados y ropa distinta. El tocado de uno parece una banda gruesa sobre la frente con una saliente proyectada hacia arriba en la parte posterior, el otro es una banda más delgada que se anuda a la frente. Los que portan la banda gruesa, llevan una especie de faldilla con diseños geométricos y fleco, mientras que los que tienen la banda más delgada solamente un usan un maxtlatl.