Esta tabla corresponde al séptimo artículo del Credo, atribuido a san Mateo: “Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos”. Según dicho evangelista, “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria rodeado de todos sus ángeles, se sentará en el trono de gloria, que es suyo. Todas las naciones serán llevadas a su presencia, y separará a unos de otros, al igual que el pastor separa las ovejas de los cabritos. Y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda [...] Y éstos irán a un suplicio eterno, y los buenos a la vida eterna” (Mt 25: 31-46).
Esta representación del Juicio Final muestra en la parte superior a Jesús sentado sobre el arcoíris (Ap. 4: 3) entre sendas comitivas celestiales presididas por María y San Juan Bautista, que interceden ante Él por los pecadores. Como es habitual, María aparece a la izquierda y el bautista a la derecha del espectador. Tal como indica el Evangelio, a la diestra de Jesús —la izquierda del espectador— aparecen los elegidos para la vida eterna, mientras que del otro lado se representan los pecadores que padecerán el suplicio eterno.
En primer plano en el extremo izquierdo del espectador aparece una pareja que se dirige al Redentor en actitud piadosa. Detrás de ellos, un ángel conforta a un hombre desnudo que se postra con humildad ante él. Un ángel hace sonar su trompeta anunciando el Apocalipsis, mientras que al fondo un grupo numeroso de hombres y mujeres se encamina a la Salvación, pues se dirige a la comitiva celestial presidida por María González dotó a esta parte de la composición de cierta luminosidad, gracias al uso del nácar y la técnica pictórica. Especial mención merece la figura de María, cuyas vestiduras son una de las partes más luminosas de la obra. Es decir, el artista otorgó a la luz un valor simbólico, pues la usó para destacar a los elegidos para la vida eterna.
En contraste, el lado derecho de la composición muestra cierta obscuridad, como corresponde a la representación del suplicio eterno. En primer plano se halla un hombre a punto de caer, atormentado por tres demonios. Otro hombre aparece en escorzo: ya se ha caído, pues no tiene posibilidad de salvarse. La multitud que aparece detrás de ellos intenta huir, pero es empujada hacia el suplicio por algunos demonios, ante la mirada del arcángel San Miguel (Ap 12:7), vestido con coraza militar.
La composición se informa en la serie Credo de los Apóstoles grabada por Johannes Sadeler I, basada en los diseños de Martin de Vos y publicada en Ámsterdam en 1579. González omitió algunas de las figuras de dicho modelo. Quizá la variación más notable sea la supresión de los desnudos frontales. Esto es interesante, pues el modelo europeo fue usado en la misma época en una serie del pintor quiteño Miguel de Santiago. A diferencia de González, Santiago sí incluyó los desnudos. Es decir, nuestro artista tuvo especial cuidado en mantener el decoro exigido por la iglesia novohispana, lo que sugiere que la serie estuvo destinada a exhibirse en un lugar público.
Sonia Irene Ocaña Ruiz
Cuadro con marco de madera decorado con incrustaciones de concha. La serie complete consta de doce tablas, seis de las cuales pertenecen al Patrimonio Artístico del Banco Nacional de México desde 1971. (2) Esta es la séptima tabla de la serie.
En 1931 Manuel Romero de Terreros informó de la existencia de la serie de doce tablas en la iglesia de Santa Isabel Tola, cercana a la población de la villa de Guadalupe. El autor basó su comentario en información del profesor Antonio Cortés. (3)
(1) Marta Fajardo de Rueda, “Del grabado europeo a la pintura americana. La serie El Credo del pintor quiteño Miguel de Santiago”, en Revista de Historia Regional y Local, vol. 3, núm. 5, enero-junio de 2011, pp. 191-214.
(2) José de Santiago, Algunas consideraciones sobre las pinturas enconchadas del Museo Nacional de Historia, México, INAH, 1976, p. 11.
(3) Manuel Romero de Terreros, “Miguel González”, en Contemporáneos, núm. 35, abril de 1931, pp. 83-84.
Dujovne, Marta, Las pinturas con incrustaciones de nácar, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1984.
Ocaña Ruiz, Sonia I., “Nuevas reflexiones sobre las pinturas incrustadas de concha y el trabajo de Juan y Miguel González”, en Anales, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Estéticas, Vol. XXXV, 102, Primavera 2013, pp. 125-176.
Sn Mateo / Desde allí a de be / nir a Jusgar, a los / vivos, y a los / muertos.