La escena se inspira en el pasaje bíblico que dice: "...Y desterrado Adán, colocó Dios delante del paraíso de las delicias un querubín con espada de fuego, el cual andaba alrededor para guardar el camino que conducía el árbol de la vida" (Génesis III, 24). Juan Correa representa a Adán y Eva arrodillados ante el ángel, con pieles ceñidas a la cintura por una guía de hojas de higuera, lo cual corresponde al pasaje que narra: "Hizo también el Señor Dios a Adán y a su mujer unas túnicas de pieles, y los vistió" (Génesis III, 21).
El ángel es san Miguel, que sostiene la espada de fuego y una hoja de palma, simbolizando con ello la victoria sobre el pecado. La entrada del paraíso es una puerta de cristal a través de la cual se ve un árbol, con frutos diversos: granadas, manzanas y duraznos que aluden a la iglesia de Cristo como comunidad. Del paraíso brota un riachuelo en que abrevan una ardilla y un conejo, simbolizando la naturaleza humana indefensa ante el pecado.
Esta obra perteneció al acervo original del Colegio Jesuita de Tepotzotlán y es consignada por Manuel Toussaint. (2)
(1) Elisa Vargaslugo, José Guadalupe Victoria, et al., Juan Correa, su vida y su obra, catálogo, t. II, p. 20.
(2) Manuel Toussaint, Pintura colonial en México, p. 142.