Pieza
El cacao constituía una importante ofrenda en diversos contextos rituales, pues era considerado como el alimento de los dioses y podía ser consumido por la nobleza y la clase sacerdotal. El consumo de esta bebida energizante jugó un papel central en las complejas prácticas culturales de las élites mesoamericanas. La semilla del cacao cobró tal importancia que se convirtió en un elemento de intercambio, como una moneda o tributo.

La presente vasija fue encontrada por arqueólogos subacuáticos en el cenote de San Manuel, Tizimin, Yucatán. El cuerpo de la jarra vertedera tiene forma de calabaza, con un rostro de ojos cerrados en su parte frontal. La nariz puntiaguda funciona como orificio para verter y el asa está trenzada en su parte superior. Fue depositada a 23 metros de profundidad junto con otras tres vertederas, un cuenco y otras vasijas, que juntas integraban una ofrenda dedicada a dos individuos cuyos restos fueron identificados en el mismo contexto. Estas vertederas, conocidas como “chocolateras”, fueron comunes en diversas regiones del sur de Mesoamérica hacia el periodo Preclásico tardío (400 a. C. a 200 d. C). Servían para crear espuma en las bebidas de cacao al introducir aire a través de la vertedera. La cual, también era de utilidad para decantar la bebida en otros recipientes

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