Las formas y tamaños de la cerámica griega varían en función de su uso. Los kilix son copas con dos asas que se usaban para beber vino; mientras que las ánforas se utilizaban para almacenar agua y alimentos. Estos utensilios presentan un bruñido en negro que servía para hacerlos más impermeables. La cerámica griega fue muy apreciada por su calidad y sus siempre cambiantes formas y decoración. En ocasiones, las piezas se reutilizaban en otros contextos y se heredaban como símbolo de status. Estos factores ayudaron a que las costumbres y creencias de los helenos se diseminaran por todo el Mediterráneo.
Pieza
Cajete
ca. 480-323 a.C.
Región de Ática-Peloponeso
Recipiente
Cerámica
Moldeado, modelado y pintado