Pieza
Personaje decapitado
Toniná, Chiapas
Piedra
El ritual que obsesionó a estos pueblos fue el de la decapitación de cautivos de guerra. Existe evidencia de cientos de decapitaciones y esta práctica se realizó, incluso, en los artefactos escultóricos de piedra y de barro. Lo mismo se hizo con templos y palacios al destruir techumbres y cresterías. Los cautivos fueron representados en el instante mismo de la ceremonia de decapitación, como iconografía viva del poder, con las cabezas desprendidas y llevadas de los cabellos, en bultos rituales, encarnadas y descarnadas, como trofeo, medallón o hebilla. Toniná se convirtió en el reino de los prisioneros de Palenque, Bonampak, Anaité y Pomoná. La mayoría de los basamentos, nichos, bóvedas, muros y cresterías de los templos, palacios y altares de este lugar sagrado están decorados con escenas de cautivos. La estructura piramidal de Toniná era un cielo repleto de cabezas de señores o aháus, ciclos de tiempo enterrados tras una sucesión calendárica de 13 números sagrados.