Fertilidad y abundancia: en los vitrales emplomados que dan su nombre a esta galería se expresan la predilección por el arte europeo del siglo XIX y las fuentes gracolatinas en las que éste, a su vez, abrevaba. Los vitrales, fabricados en París por encargo de Porfirio Díaz hacia 1900, muestran las elegantes figuras de cinco diosas que encarnan en la mitología los atributos femeninos. De derecha a izquierda, sus efigies son las de Pomona, diosa que patrocinaba las cosechas de frutos; Flora, cuya belleza se iguala a la de las flores que abren en primavera; Hebe, portadora del néctar divino que otorga la eterna juventud; Diana, deidad cazadora, patrona de la fertilidad y el nacimiento; y Ceres, quien preside sobre la agricultura, el grano y el amor que una madre profesa por sus hijos. Irónicamente, las figuras escondieron a los ojos de la mayor parte de la población del país –sumida entonces en la pobreza y el desencanto– la fastuosidad de los salones interiores.
Espacio
Sala de Emplomados