Este muro forma parte de las primeras obras realizadas en Ulúa para la protección y amarre de los barcos, sujetos a sus treinta y dos argollas de bronce ante los fuertes vientos del norte.
Construido en mampostería de coral, este frente defensivo que mira a la ciudad está flanqueado por el baluarte de San Pedro y su torre, así como por el baluarte de San Crispín con el caballero alto, ambos contaban con artillería para la defensa del puerto.
Frente a este espacio se realizaba la descarga de las mercancías procedentes de España y el embarque de los productos de Nueva España y Filipinas. Actualmente en el muro se encuentra la Puerta de Mar, uno de los espacios emblemáticos de la fortaleza.