Las primeras manifestaciones del culto al Sagrado Corazón se encuentran en el siglo XI, cuando en la pintura y la escultura aparece ya el corazón atravesado, y ensangrentado. En el siglo XIV, santa Gertrudis escribió sus revelaciones y cómo su alma fue absorbida por el Corazón de Jesús. Con gran frecuencia hablaba del Sagrado Corazón con santa Matilde, y se dice que la santa, en dos ocasiones, reclinó la cabeza sobre el pecho del Señor y oyó los latidos de su corazón. (1) Estas visiones se tomaron como prefiguraciones de las que en el siglo XVII tendría santa Margarita María, considerada la más devota del Sagrado Corazón, la cual tuvo la revelación de que Jesús quería que se extendiese el culto a su Corazón. (2) El Señor se apareció por última vez a santa Margarita la octava de Corpus de 1675 y le dijo: “He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, sin ahorrarse ninguna pena, consumiéndose por ello en prueba de su amor...” (3)
En esta obra Miguel Cabrera representa el Sagrado Corazón rodeado por llamas, símbolo de ardor y amor. El corazón está ceñido por la corona de espinas y la cruz, dos de los principales símbolos de la Pasión. En la parte inferior dos angelillos portan los clavos de la crucifixión y un atado de ramas que alude a la tradición de los azotes; otros dos angelillos con las manos a la altura del pecho adornan al Sagrado Corazón, en tanto que otros más rodean la composición.
(1) Alban Butler, Vidas de los santos, t. IV, pp. 348-350.
(2) Ibídem, p. 139.
(3) Ibídem.