Los mayas y los mestizos de la península de Yucatán mantuvieron vigente a lo largo del siglo XX la fabricación y el uso ornamental de alhajas de oro y plata. Algunas de las piezas más delicadas que aún hoy se producen son las de filigrana, las cuales se conforman a partir de finísimos hilos de oro con los que se elabora una trama que sirve como fondo o cuerpo de cada objeto. La joyería maya y mestiza sigue vigente en la actualidad en el estado de Yucatán, donde se produce en al menos 15 poblaciones.