La decoración dental fue una práctica común entre los mayas; ésta iba desde la aplicación de pintura hasta otras intervenciones permanentes como pulido, esgrafiado, limado y perforación parcial para alojar rellenos de colores o incrustaciones de piedras como el jade. Es probable que estas modificaciones hayan afectado también la entonación de la voz, identificándola con el viento. La aceptación de estas dolorosas intervenciones, realizadas tanto en hombres como en mujeres adultos, muestra la importancia que tenía esta práctica en el ámbito de la tradición y la ritualidad, como medio ornamental y expresión de identidad.