En esta obra Miguel Cabrera muestra a Jesucristo como el Buen Pastor que apacienta a sus ovejas- símbolo de las almas cristianas- que llevan en sus hocicos rosas rojas, en alusión al amor que profesan a Jesucristo.
Esta escena, tomada de una parábola de los Evangelios, es frecuente encontrarla en el siglo XVIII. En el fondo se observa a san Miguel luchando contra el dragón que intenta atacar un corderito, símbolo de la defensa del alma humana contra los ataques del demonio.
Este cuadro es pareja de la obra titulada La Divina Pastora con número de inventario 10-241479, en la cual aparece la firma de Miguel Cabrera en la parte central, bajo los pies de la imagen de la Virgen.