Las Ofrendas Masivas, en las que se enterraban hasta mil toneladas de bloques de serpentina, son únicas en el mundo prehispánico. Las más elaboradas eran aquellas con un mosaico de un diseño abstracto y están fechadas hacia el 900 a.C. Su significado preciso ha estado sujeto a múltiples interpretaciones, pero la más coherente propone que fueron ofrendas a la Madre Tierra.
Objetos portátiles olmecas de piedra verde se encuentran esparcidos en gran parte de la antigua América Media. Al parecer, su valor sagrado no sólo fue reconocido por los habitantes de La Venta, sino también por sus vecinos de otras regiones. Estos ejemplares han sido hallados en ofrendas de sitios mayas y mexicas, más de un milenio después de su fabricación, y son el más claro testimonio del valor que las culturas prehispánicas le dieron al jade olmeca.