Uno de los atributos sobresalientes de la civilización olmeca en La Venta fue el desarrollo de su tecnología lítica (instrumentos de piedra), cuyo manejo subyace a una serie de actividades como el trabajo agrícola, procesamiento de alimentos, construcción de edificios, labrado de mobiliario, esculturas y joyería. En las dos últimas categorías, la maestría de los olmecas jamás fue igualada por otras civilizaciones del México antiguo.
La arquitectura monumental y el alto grado de planificación que se muestra en el trazo urbano de La Venta reiteran su lugar primordial en la América Media del primer milenio antes de nuestra era. Las enormes construcciones de tierra reflejan el dominio que sus creadores tenían sobre el espacio. Éstas fueron utilizadas para impresionar a propios y extraños, reforzadas con la propaganda oficial, plasmada en las esculturas asociadas a los edificios.
La ciudad fue un lugar dinámico, dentro y fuera del espacio urbano habitaba una población permanentemente. El sofisticado conocimiento de los olmecas de La Venta, que se vislumbra detrás del empleo de la piedra y tierra, refleja una sociedad organizada y compleja, de gran poder económico e ideológico, la cual se fortaleció con el contacto con sus vecinos y estableció un patrón cultural que fue repetido, con diversas adaptaciones, por otras civilizaciones mesoamericanas.