Sala / Tema
Pueblo Sami
La Sala del Pueblo Sami tiene como objetivo poner en valor su colección de objetos de este grupo étnico del norte europeo (que habita un amplio territorio de Suecia, Noruega, Finlandia y Rusia), y es fruto de la colaboración entre el Museo, y alumnos y profesores del Posgrado en Estudios y Prácticas Museales, de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”, del INAH.
La curaduría corrió a cargo del maestro Reynier Valdés Piñeiro, investigador de colecciones etnográficas de Europa del MNCM, y rinde homenaje a las etnólogas Barbro Dahlgren Lindgren (1912-2002) e Irene Jiménez Zubillaga (1933-2023), quienes en su momento curaron e investigaron el acervo sami del Museo.
La muestra contó además con el apoyo de las embajadas de Noruega, Suecia y Finlandia. El objetivo principal de la sala es volver a exhibir la colección de objetos sami que se adquirió entre 1964 y 1965, y que se exhibió para la inauguración del Museo de las Culturas en 1965, siguiendo un criterio museológico y museográfico que destaca la riqueza cultural de este pueblo indígena del Ártico, capaz de adaptarse y asimilar elementos del mundo global.
En el recorrido se observan alrededor de 40 objetos, distribuidos en cinco unidades temáticas que abarcan los orígenes de la colección, las prácticas tradicionales sami y sus problemáticas actuales.
Casi todas estas piezas provienen de la región de Karesuando, en el norte de Suecia, y fueron obtenidas por la intermediación de Bo Sommarström, curador de las colecciones sami del Museo Nórdico de Estocolmo, mismas que fueron proporcionadas por la familia sami Blind.
La primera sección, “Historia de la colección”, introduce al pueblo sami del Ártico de Europa, conocido por su forma de vida nómada y el pastoreo de renos; distribuido en el área Sápmi (o Laponia), que abarca el norte de Suecia, Noruega, Finlandia y la península de Kola (noreste de Rusia).
Se explica la formación del acervo sami del MNCM, por iniciativa de la etnóloga sueca Barbro Dahlgren en los años 60 del siglo pasado. Además, se documentan las composiciones museográficas posteriores de la “Sala de Lapones”, como se le designó anteriormente, entre ellas la coordinada por la maestra Irene Jiménez en 1999.
En la sección “Los pastores de renos del ártico de ayer y hoy” se profundiza en la práctica tradicional del pastoreo de renos, vital para la supervivencia de los samis. Describe la importancia identitaria de la vestimenta típica gákti y su actual comercialización entre los turistas.
La unidad “El mundo espiritual de los samis” aborda sus creencias chamánicas, basadas en deidades naturales, espíritus animales y antepasados. Indica el papel del noaidi (líder espiritual), quien se comunica con el mundo espiritual mediante un tambor ritual goavddis y cantos ancestrales yoik, y ahonda en la recuperación de esta cosmovisión y sus prácticas.
Continúa con el módulo “Armonía con la naturaleza”, donde se enfatiza la relación de interdependencia de estas comunidades con el entorno natural, sus prácticas sustentables durante el pastoreo, la caza, la tala y la fabricación de objetos.
La exposición cierra con “Organización social y desafíos actuales”, apartado enfocado en la unidad estructural de las siidas, familias que colaboran en el pastoreo y la administración de recursos, y su participación política internacional a través del Consejo del Parlamento Sami (establecido en el año 2000). Además, se resaltan problemáticas latentes como el cambio climático, los derechos lingüísticos, la pérdida de territorio histórico y la recuperación cultural.
La muestra contó además con el apoyo de las embajadas de Noruega, Suecia y Finlandia. El objetivo principal de la sala es volver a exhibir la colección de objetos sami que se adquirió entre 1964 y 1965, y que se exhibió para la inauguración del Museo de las Culturas en 1965, siguiendo un criterio museológico y museográfico que destaca la riqueza cultural de este pueblo indígena del Ártico, capaz de adaptarse y asimilar elementos del mundo global.
En el recorrido se observan alrededor de 40 objetos, distribuidos en cinco unidades temáticas que abarcan los orígenes de la colección, las prácticas tradicionales sami y sus problemáticas actuales.
Casi todas estas piezas provienen de la región de Karesuando, en el norte de Suecia, y fueron obtenidas por la intermediación de Bo Sommarström, curador de las colecciones sami del Museo Nórdico de Estocolmo, mismas que fueron proporcionadas por la familia sami Blind.
La primera sección, “Historia de la colección”, introduce al pueblo sami del Ártico de Europa, conocido por su forma de vida nómada y el pastoreo de renos; distribuido en el área Sápmi (o Laponia), que abarca el norte de Suecia, Noruega, Finlandia y la península de Kola (noreste de Rusia).
Se explica la formación del acervo sami del MNCM, por iniciativa de la etnóloga sueca Barbro Dahlgren en los años 60 del siglo pasado. Además, se documentan las composiciones museográficas posteriores de la “Sala de Lapones”, como se le designó anteriormente, entre ellas la coordinada por la maestra Irene Jiménez en 1999.
En la sección “Los pastores de renos del ártico de ayer y hoy” se profundiza en la práctica tradicional del pastoreo de renos, vital para la supervivencia de los samis. Describe la importancia identitaria de la vestimenta típica gákti y su actual comercialización entre los turistas.
La unidad “El mundo espiritual de los samis” aborda sus creencias chamánicas, basadas en deidades naturales, espíritus animales y antepasados. Indica el papel del noaidi (líder espiritual), quien se comunica con el mundo espiritual mediante un tambor ritual goavddis y cantos ancestrales yoik, y ahonda en la recuperación de esta cosmovisión y sus prácticas.
Continúa con el módulo “Armonía con la naturaleza”, donde se enfatiza la relación de interdependencia de estas comunidades con el entorno natural, sus prácticas sustentables durante el pastoreo, la caza, la tala y la fabricación de objetos.
La exposición cierra con “Organización social y desafíos actuales”, apartado enfocado en la unidad estructural de las siidas, familias que colaboran en el pastoreo y la administración de recursos, y su participación política internacional a través del Consejo del Parlamento Sami (establecido en el año 2000). Además, se resaltan problemáticas latentes como el cambio climático, los derechos lingüísticos, la pérdida de territorio histórico y la recuperación cultural.