Al mismo tiempo que libraban batallas, los insurgentes elaboraron propuestas para contar con una Constitución que normara el Estado independiente. Al respecto se dieron a conocer dos escritos en 1812: el Plan de Paz del padre José María Cos, y los Elementos constitucionales de Ignacio Rayón.
El Plan de Paz de Cos reitera que “la soberanía nacional reside en la masa de la nación”, principio que estaba establecido desde 1810 por Hidalgo; pero expresa claramente el modelo de monarquía constitucional: España y América son partes integrantes de la monarquía, sujetas al rey, pero iguales entre sí y sin dependencia o subordinación de una respecto a la otra.
Por su parte, el escrito Elementos constitucionales de Rayón tenía como finalidad dotar al movimiento de un estatuto jurídico y político; llevó al papel las ideas centrales del plan original de la insurgencia: la independencia con respecto a España, la soberanía popular, la cual reside en el rey Fernando VII, y la creación de un Congreso con representantes de las provincias. Postulados que dibujaron la monarquía constitucional como forma de organización del futuro Estado independiente.