Sigue con el esplendor del movimiento.
Desde su expedición, el Plan de Ayala se convirtió en el estandarte del agrarismo. Redactado por Otilio Montaño, José Trinidad Ruiz y Emiliano Zapata en el poblado de Ayoxuxtla (en el estado de Puebla), y dado a conocer el 28 de noviembre de 1911, fue abrazado por distintos grupos revolucionarios de otros estados como Puebla, Tlaxcala o Guerrero, que también sufrían del despojo de tierras.
La importancia de este plan llegó al grado de que los zapatistas anteponían a cualquier negociación con otras facciones revolucionarias, la adopción literal de su contenido, sin cambiarle ni una coma. Los carrancistas se negaron a tal adhesión, no así la Convención Revolucionaria. Durante aquella memorable asamblea, el representante zapatista Paulino Martínez la definió como la nueva alianza de la Revolución con el pueblo, como el medio para devolverle sus tierras y libertades, arrebatadas desde tiempos inmemoriales por los conquistadores españoles.
El Plan de Ayala fue ratificado en Milpa Alta el 19 de julio de 1914, estableciéndose entre otras cosas, que no cesaría la lucha hasta ver que las disposiciones agrarias fueran elevadas a rango constitucional.