Sala / Tema
Cocina
Nada más cotidiano que la preparación del alimento diario. Alrededor del fogón, las mujeres novohispanas hacían prodigios culinarios: platillos de variados ingredientes en los cuales se mezclaban sabores propios de la tierra americana como el maíz, el chile, el frijol, la calabaza, el tomate, el chayote, los aguacates, las guayabas, el mamey, el chocolate y la vainilla, entre otros. En esta cocina no faltaba el pan de cada día en los alimentos que nutrían al cura Hidalgo, a sus familiares, amigos y dependientes. Aquí siempre encontró el menesteroso una sopa, un guiso para saciar su hambre. La insurrección de 1810 nació al calor de un chocolate humeante y de unos panecillos que dieron ánimo a los primeros caudillos de la insurgencia.
La guerra desquició la cocina. Al faltar el diezmo, faltó el abasto del pueblo de Dolores. En vez del chocolate con canela se serviría en el Hospital militar (en que se convirtió la bodega del Diezmo) un atole de haba, unos frijoles y pan duro.
Se tiene la ambientación de cómo era la cocina de la casa a principios del siglo XIX. En su mayor parte son reproducciones contemporáneas, salvo algunos utensilios que son originales de la época.
Muestra de piezas exhibidas en esta sala