Pieza
Alegoría de la Inmaculada Concepción de María
Torres, Antonio de
1719
Pintura
Óleo sobre tela



Alegoría de la Inmaculada Concepción de María
INAH-Mediateca/Enrique Garza
En 1854, el papa Pío IX dispuso que la Inmaculada Concepción fuera un dogma. Esta alegoría representa el milagroso nacimiento de la Virgen, porque sus padres santa Ana y san Joaquín no estaban en edad de procrear.  La Virgen María es la única criatura humana protegida de la mancha del pecado original.  Es posible que Antonio de Torres se haya inspirado en las recomendaciones del pintor Francisco Pacheco: “Pintar  a esta Señora en la flor de su edad, de doce o trece años, con cabellos teñidos de color oro;  con túnica blanca y manto azul, vestida del sol, un sol ovado de ocre y blanco que cerque toda la imagen, unido dulcemente con el cielo, coronada de doce estrellas”. Antonio de Torres incluye en la escena a san Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen María que milagrosamente la engendraron. Un lirio brota de sus pechos simbolizando su unión y la pureza de su hija María.
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