Retrato de Marcos de Torres y Rueda vigésimo virrey de la Nueva España, barbado de medio cuerpo en tres cuartos de perfil a la izquierda y la mirada al frente. Porta capa con capucha recogida en color café oscuro sobre alba, con su mano derecha sostiene un documento escrito y debajo asoma un crucifijo, en la parte superior izquierda un escudo heráldico y un símbolo del obispado.

El obispo de Yucatán de Torres y Rueda fue nombrado para suceder al conde de Salvatierra en el virreinato de México el 13 de mayo de 1648. El obispo-virrey don Marcos permaneció menos de un año en el gobierno, pues el 22 de abril de 1649 falleció sin que durante su administración hubiera sucedido algún hecho notable. Se le sepultó solemnemente en el monasterio de San Agustín y mientras llegaba el nuevo virrey, entró a gobernar la audiencia presidida por el oidor decano don Matías de Peralta. La audiencia de inmediato se dio a la tarea de investigar los malos manejos de Juan de Salazar, secretario del finado, que estaba casado con su sobrina Petronila de Rueda. Como resultado de ello se embargaron los bienes del virrey e incluso se le difamó públicamente. Después de las averiguaciones del caso y ante la apelación a la corte por parte del albacea del virrey, de nombre Nicolás Romero de Mella, el monarca español obligó a la audiencia a revocar sus disposiciones de embargo y reparar públicamente la buena fama del obispo, castigando únicamente al culpable.