Labores en laca
Se desconoce la fecha exacta en que empezaron a manufacturase objetos laqueados en Japón, pero es sorprendente lo pronto que surgió como un arte creativo y distintivo a partir de la introducción de piezas de origen chino en el siglo VII. En un principio, la laca se aplicó en esculturas budistas y posteriormente fue utilizada en la ornamentación de fundas de sables y en una amplia gama de recipientes.
Durante el período Muromachi (1336-1573), las técnicas japonesas lograron tal perfección y variedad que incluso los artistas chinos viajaban a Japón para aprenderlas. Entre mediados del siglo XVII y principios del XVIII, se alcanzó un nuevo pináculo de calidad y refinamiento.
El método de ornamentación más destacado y característico es el que emplea polvo u hoja de oro, conocido con el término genérico maki-e, que significa “pintura esparcida o rociada”. Otras técnicas incluyen el grabado y la incrustación de diversos materiales.
La técnica japonesa de maki-e, conocida en México como “maque”, ha tenido gran influencia desde la época virreinal en la manufactura de objetos laqueados en Chiapa de Corzo, Pátzcuaro y Olinalá. El impacto es evidente en técnicas como el perfilado de oro, la incrustación o embutido y el rayado. A diferencia de la laca japonesa que es una resina vegetal, la mexicana se prepara con la grasa de la cochinilla.
Koshirae es el conjunto de ornamentos de los sables y su manufactura ha estado a cargo de diferentes artesanos especializados.
Las piezas más sobresalientes y distintivas son la vaina o saya, generalmente de madera recubierta de laca negra con motivos ornamentales en hoja de oro o coloridos esmaltes, y la guarda o tsuba, de hierro fundido o de una peculiar aleación de cobre y oro – shakudo- al igual que los accesorios para la empuñadura llamados fuchi y kashira. Sus delicados motivos ornamentales en relieve tienen hoja de oro.
Técnicas del trabajo en laca
Maki-e, pintura esparcida o rociada
Es la técnica de ornamentación con laca más diversificada y peculiar de Japón, consiste en el uso de polvo u hoja de oro. Existen varios tipos de maki-e según los métodos de aplicación del metal. Una sola pieza puede combinar varios procesos.
Una técnica básica del maki-e radica en dibujar el motivo en la superficie del objeto mientras la laca todavía se encuentra húmeda. De inmediato, con un fino tubo de bambú, se rocían en el diseño partículas de oro de diferente grosor y se elimina el exceso. Luego se cubre toda la pieza con laca negra y se deja secar por un par de semanas. A continuación, se aplica el método togidashi, es decir, se pule la laca con carbón cuantas veces sea necesario hasta que el motivo resalte sobre el fondo negro.
Chinkin-bori
Otra técnica consiste en emplear finísimas hojas de oro. Para ello, el motivo es dibujado en un papel semitransparente que se pega a la superficie del recipiente, previamente cubierto de laca. En seguida, con una cuchilla se graba el diseño y el papel sobrante es retirado. Se pone laca como adhesivo para colocar la hoja de oro con un pincel, presionando con sumo cuidado. Al final, se aplica una delgada capa de laca transparente.
Técnica mixta
Entre los diversos métodos para crear diseños en relieve con hoja de oro, está aquel que emplea la mezcla de dos lacas: una contiene polvo de oro, mientras que la otra se encuentra en estado crudo.
El recipiente y el motivo se cubren primero con la laca cruda. Al secar, se aplica la mixtura de dos lacas. Después, el objeto se pule con carbón hasta obtener la transparencia deseada. En seguida, se agregan capas sucesivas para conseguir volumen y, en la última, se rocía polvo de oro o de otros metales.
Tsugaru
Los objetos elaborados con esta técnica tienen la apariencia de mármol. Para lograrla, la laca negra mezclada con clara de huevo se aplica con una mota de algodón. Cuando ya esté seca, se repite el proceso para agregar sucesivamente lacas de otros colores.
Raden
La técnica consiste en pegar o incrustar concha nácar u otros materiales en el objeto cubierto de laca. Los motivos se pueden hacer previamente en la concha nácar o grabar en la superficie del recipiente para luego ser delineados o cubiertos con laminillas de concha de diferente grosor. Al final, todo es recubierto con varias capas de laca, que se pulen en cada aplicación.
Biombos
Si bien estas piezas son originarias de China, la palabra “biombo” deriva del japonés byo-bu, “detener el viento”. En un principio, se utilizaron en las residencias de la nobleza como paneles para dividir los espacios, obtener privacidad y proteger de corrientes de aire. Gradualmente, se popularizaron y alcanzaron su florecimiento en el período Edo (1603-1856).
El aumento en la demanda de biombos resultó en una asombrosa variedad estilística. Las innovaciones fueron desde las dimensiones hasta las técnicas y los temas. Los artistas aplicaron hoja de oro para fondos y ornamentaciones, usando los mismos métodos que en objetos de laca. También ilustraron hechos históricos y míticos, ceremonias, festivales y paisajes. Además, incluyeron motivos de nubes para separar, espacial y temporalmente, las escenas representadas.
Los biombos se convirtieron en obras de arte y constituyeron un obsequio muy apreciado. De hecho, así llegaron al México virreinal, donde fueron acogidos con entusiasmo y tuvieron una amplia influencia en las manufacturas locales.
Ukiyo-e, xilografías
En los grandes centros urbanos y mercantiles del período Edo (1603-1868), surgió una cultura popular con manifestaciones literarias, teatrales, pictóricas y de esparcimiento, conocida con el nombre ukiyo, “mundo flotante”, por concebirse como efímera y placentera.
Ese “mundo” fue plasmado en xilografías o estampas llamadas ukiyo-e.
Los principales temas ilustrados eran de:
Bijinga: bellas mujeres, cortesanas o geisha.
Yakusha: personajes y actores del teatro Kabuki.
Fuzoku o fukei-ga: escenas de la vida cotidiana y famosos paisajes.
Para la elaboración de las xilografías participaban pintores, grabadores e impresores. En los inicios de este arte, a mediados del siglo XVII, las impresiones se hacían en una sola placa con un color y los otros dos o tres se agregaban después con un pincel. A partir de mediados del siglo XVIII, los avances técnicos permitieron utilizar una plancha de madera para cada color y producir vistosas xilografías policromas, denominadas nishiki-e, “estampas de brocado”.
Artistas destacados
Ichirakutei Eisui (1789-1801) Las principales obras de Eisui son retratos de mujeres de apacible semblante. Tsukioka fue una cortesana perteneciente a una casa de té ubicada en el barrio Yoshiwara. Además de ser célebre por su belleza, fue admirada por su conocimiento de varios textos, poemas y canciones. Porta un arreglo de crisantemos en un estilo libre, popular de la época.
Utagawa/Ando Hiroshige (1797-1858) Hiroshige fue un destacado pintor de numerosas y detalladas series de vistas y paisajes famosos. Entre ellas, sobresalen las cincuenta y tres escenas a lo largo de la ruta llamada Tokaido, que comunicaba la capital Edo –actual Tokyo– con Kyoto donde residían los emperadores. Estas estampas eran adquiridas a menudo como recuerdo de los lugares visitados:
Shinagawa La primera parada de la ruta, la bahía de Shinagawa, un bullicioso sitio con numerosos establecimientos para atender a los viajeros.
Kawasaki La siguiente parada de la ruta Tokaido era una desolada aldea desde la que se veía el monte Fuji a la lejanía. Ahí, los viajeros esperaban la embarcación para cruzar el río. Hoy día, es una importante zona industrial en Tokyo.
Fujisawa Séptima parada en la ruta donde arribaban numerosos peregrinos para visitar el famoso templo budista Yugi-o-ji y el santuario Enoshima dedicado a Benten, la diosa de la música.
Mishima Ubicada en el trayecto hacia Hakone, era transitada por los viajeros todos los días desde el alba al anochecer.
Shimada Para cruzar el río en este sitio, los viajeros tenían que usar ingeniosas maneras, ya que no había puentes.
Hamamatsu En esta típica escena rural se distinguen, entre los arrozales, el castillo y la aldea Hamamatsu, la trigésima parada en el camino entre Edo y Kyoto.
Utagawa Kunisada (1786-1865) fue el más prolífico y popular ilustrador de xilografías del siglo XIX. Su reputación excedía la de sus célebres contemporáneos Hiroshige y Hokusai. Siempre a la vanguardia y respondiendo a los gustos del público, desarrolló su propio estilo, que a veces cambiaba de manera radical, sin seguir las tendencias de moda.
Escenas de obras del teatro Kabuki
Escena de Akegarasu yuki no Urazato El dueño de la casa de té Yamana-ya le había prohibido a la cortesana Urazato ver a su amante Tokijiro, con quien había tenido un hijo. Sin embargo, una noche ella va sigilosamente al jardín para reunirse con él, pero es descubierta y golpeada por el dueño. Más adelante, Yokijiro logra rescatar a Urazato y a su hijo.
Escena de Genji Monogatari El episodio ilustrado es del capítulo 44: Takegawa, “El puente de bambú”, de la novela Genji Monogatari, Historia de Genji, fuente de inspiración de varias obras del teatro Kabuki.
Escena de Yoshitsune Senbon Zakura La obra,escrita en 1847, está basada en episodios de Heike Monogatari Historia de Heike, un poema épico del siglo XIII sobre las sangrientas luchas por el poder de dos miembros rivales de la familia imperial: Taira (Heike) y Minamoto.
Ukiyo-e, xilografías Proceso de elaboración
La manufactura de las xilografías requería la colaboración de ilustradores, grabadores, impresores y editores. Estas se hacían principalmente con fines comerciales, por lo que el editor, que a veces era también el vendedor, elegía el tema y al ilustrador para hacer el dibujo preliminar. Luego, llevaba ese trabajo al censor para que autorizara su edición. El sello de aprobación oficial y la fecha debían grabarse en las planchas de madera, junto con el nombre del ilustrador y el logotipo del editor.
El grabador adhería el dibujo definitivo a la plancha de madera y tallaba los contornos de la imagen. El impresor aplicaba la tinta en la tabla, colocaba el papel y presionaba su superficie para obtener la primera prueba. Sobre ella, el ilustrador marcaba las diferentes zonas de color y luego el grabador tallaba las planchas necesarias para aplicar un color en cada una.
La impresión requería gran precisión, por lo que se grababan marcas que servían de guía para colocar el papel tantas veces como colores hubiera. El papel era elaborado a mano, empleando la corteza de la morera por ser más resistente y absorbente. Con el mismo juego de planchas se podían hacer miles de reproducciones.
Teatro Kabuki
Las danzas y representaciones dramáticas, limitadas hasta el siglo XVII a la aristocracia y a los recintos religiosos, se secularizaron y desarrollaron durante el período Edo (1603-1868), dando origen al teatro Kabuki.
Las obras constan de varios actos, algunas se basan en temas legendarios o históricos con los samurai como protagonistas y otras se inspiran en la vida cotidiana. A menudo se intercalan danzas acompañadas por instrumentos musicales, como el shamisen de origen chino.
El Kabuki se distingue por su dinamismo y sus espectaculares escenografías. Los actores, exclusivamente hombres, lucen un vistoso atuendo y peculiar maquillaje. La interpretación de un personaje en particular es una tradición que se ha transmitido de padre a hijo por generaciones. Al convertirse en ídolos, los artistas han sido representados en estilizados muñecos y coloridas estampas. En el pasado, su indumentaria dictó la moda e incluso quedó como parte del atuendo nacional actual.
Shamisen
Instrumento con amplia diversidad de usos, predominante en el teatro Kabuki e indispensable en cualquier reunión. Su repertorio musical es uno de los legados del período Edo. Tiene cuerdas de seda y la caja de resonancia está cubierta con piel de gato. Se toca con un plectro de marfil o madera cuyo tamaño, al igual que el del shamisen, varía según la música que se interprete.
Porcelana
A principios del siglo XVII, los coreanos establecidos en la región japonesa de Arita, introdujeron el horno de múltiples cámaras y las técnicas de elaboración de porcelana. Las piezas resultantes se conocen como Imari, por ser el puerto donde se embarcaban al resto del país y al exterior. A partir de entonces, surgió una amplia gama de estilos que, en general, llevan el nombre del sitio donde se crearon; ejemplo de ello es la porcelana Kutani.
Desde fines del siglo XVII, los mercaderes holandeses exportaron piezas japonesas y llevaron a Japón la porcelana china de las dinastías Ming y Qing, que sirvió de modelo para crear obras nuevas destinadas a la demanda exterior en hornos como los de Arita. Algunos diseños respondieron a la idea europea de “lo exótico”; otros, más refinados y con características propias dieron origen a las porcelanas sometsuke (con azul cobalto), kinrande (policroma con aplicaciones de oro) y hakuji (blanca).